jueves, 30 de junio de 2011

LA HORA DE LA MENTIRA (1964)


Ed Lacy no era muy amigo de crear series sobre un mismo personaje y a pesar del éxito obtenido con El detective negro, no optó por la senda fácil de recuperar al personaje en una franquicia al estilo Parker. Cuando lo hizo, apenas repitió el esquema de la obra original y fue la última vez que el detective negro apareció en una novela. Leo Zinberg recuperó a Toussaint Moore manteniendo las pautas del desenlace de la novela anterior.
Touie trabaja como cartero, tiene una esposa (la joven que conoció en el pueblo de Ohio donde se desarrollaba la obra germinal) y un futuro con alguna que otra sorpresa. Esto le lleva a recuperar su oficio ocasional, algo que no le gusta demasiado, pero obligado por las circunstancias acepta un caso con el que ganarse una suma de dinero considerable para alguien como él. Problemas: el nuevo asunto transcurre en México, tiene que ver con un impotante crítico taurino muerto en extrañas circunstancias cuya esposa quiere saber la realidad sobre el extraño deceso. El principal sospechoso, un popular torero que es casi una figura intocable y venerada por el público.
Entre misteriosos buscavidas, corruptelas varias, intentos de asesinato, viudas negras, serpientes y ambiente pintoresco se mueve esta estimable novela por momentos superior al primer título de la no-serie. Touie se mueve por un territorio que desconoce completamente y el color de su piel, amen de su nacionalidad, vuelve a ser un problema. Además, Moore tiene un auténtico imán para buscarse problemas lo que permite a Lacy trazar situaciones insólitas, acrecentar la nomina de sospechosos y avanzar la trama por líneas argumentales en ocasiones sorprendentes. Lo que aparenta ser un asunto de venganza, pasa a ser un caso de tráfico de estupefacientes que en realidad esconderá un secreto aún mayor y vinculado con la tauromaquia.


El México que recorre Moore no está muy alejado del descrito por Burroughs en Queer o el vivido por el Bennie de Quiero la cabeza de Alfredo García (1974), un lugar sucio, brutal y violento, donde pululan todo tipo de despojos humanos movidos por los más oscuros instintos terrenales. Touie solucionará el día no sin antes haber sufrido algún que otro varapalo y haber chocado con las autoridades del lugar. México sigue siendo ese oscuro paraiso donde el americano medio pierde la cabeza y se encuentra así mismo con sus peculiares demonios.
Ed Lacy fallecería pocos años después sin legarnos otra aventura más de tan insigne personaje. Lo que si queda claro es que su díptico sobre Toussaint Moore sigue siendo una obra de referencia a la hora de tomar el pulso a los detectives afromearicanos que desde entonces han ennoblecido las ficciones del género negro.

sábado, 25 de junio de 2011

EUGENE "GENE" COLAN






Eugene "Gene" Colan (Septiembre 1, 1926 – Junio 23, 2011)

THE LAST CIGAR




PETER FALK (SEPTIEMBRE 16, 1927 – JUNIO 23, 2011)

Colombo´s action

martes, 21 de junio de 2011

EL DETECTIVE NEGRO BY ED LACY


Aunque no fue la primera vez que la figura clásica del private eye se tornaba de color, hay que reconocer que Ed Lacy se adelantó a otros escritores a la hora de crear un personaje sólido que superaba los arquetipos típicos. Sorprende de antemano, porque Lacy (pseudónimo del escritor judío Leonard "Len" S. Zinberg) no era un escritor afroamericano, aunque los elementos raciales eran uno de los elementos habituales de su obra. Ya en su primera novela, Walk Hard, Talk Loud (1940), colocó de protagonista a un boxeador negro enfrentado a los tejemanejes de un gangster blanco y añadiendo una relación sentimental con una joven activista comunista. Boxeo, mafia, corrupción y discriminación social, un cocktail ciertamente explosivo.


Pero saltemos a 1957, cuando Len Zinberg presenta en sociedad a Toussaint "Touie" Marcus Moore, excombatiente, ex-muchas cosas, cartero a tiempo parcial, detective privado a su pesar, y antetodo afroamericano. La novela llevó por título Room to swing aunque por estos lares la "titularon" (y así se conoce) El detective negro. Touie Moore es un afroamericano que sobrevive en la gran manzana trabajando como puede y donde le dejan, ya sea como guarda de seguridad o en pequeños trabajos detectivesco, muchas veces conseguidos gracias a Ted Bailey, dueño de una agencia de investigación y conocedor del olfato deductivo de nuestro hombre. Moore no es el más listo de los detectives. Tampoco es un tipo duro por antonomasia ni usa la violencia para hacerse valer. Sabe que su trabajo no es bien visto por mucha gente, y si además se es negro, las cosas se complican aún más. Tiene una novia más de conveniencia que otra cosa, y convive con unos amigos en un modesto apartamento que hace las veces de oficina.


El caso que le toca lidiar es algo turbio y está vinculado al mundo de la TV, concretamente a un prereality-show. Moore es contratado por Kay Robbens, una avispada ejecutiva de una cadena para que siga las pistas de un personaje poco recomendable que fallecerá en extrañas circunstancias. El principal sospechoso curiosamente será nuestro hombre (se encuentra en el lugar inapropiado en el peor momento, lo que le lleva a golpear a un policía) e iniciará una particular huida a un pueblo de Ohio, donde intentará encontrar algunas respuestas sobre la víctima.


Narrada en primera persona, Room to swing es un relato vigoroso escrito con sencillez pero con una memorable galería de personajes. El asunto criminal es un mero pretexto para colocar a nuestro personaje en una encrucijada personal, donde tendrá que solucionar sus problemas laborales e inesperadamente los sentimentales. El contraste entre la Gran Manzana y Bingston, Ohio permite a Lacy mostrar las desigualdades sociales que lastran la sociedad norteamericana del momento. Además, la trama se ve enriquecida por una serie de aspectos no habituales ( los mecanismos del mundo televisivo y el lesbianismo, son buen ejemplo) que enriquecen la historia sin recurrir al sensacionalismo esperado. Los personajes son de carne y hueso, se enfrentan a la realidad que les toca vivir y afrontan los problemas de cara y sin recurrir a esperados guiños novelescos. En su desenlace, Touie Moore resolverá el caso pero superará además su situación personal, adoptando decisiones inesperadas en el momento de iniciarse la historia.


El detective negro recibió el premio Edgar en 1958 a la mejor novela de misterio. Su protagonista regresaría siete años después en La Hora de la Mentira, una interesante y en ocasiones, superior secuela, que llevó a Touie al mismísico México (hablaremos de ella próximamente). Por su parte, Lacy crearía posteriormente al policía afroamericano Lee Hayes, protagonista de dos novelas: Harlem Underground (Harlem, hampa negra) y And Black and Whitey.
En nuestro país El detective negro apareció publicada en la colección Circulo del Crimen, en el nº 25 y posiblemente la pueden encontrar en librerías de viejo o en rastros (como fue mi caso).

domingo, 19 de junio de 2011

GOODBYE CLARENCE (THE BIG MAN ) CLEMONS





Clarence Anicholas Clemons, Jr. (January 11, 1942 – June 18, 2011)

sábado, 18 de junio de 2011

CAMARA DE LOS HORRORES (1973)


Si como es mi caso, uno tiene debilidad por las historias ambientadas en museos de cera, este bolsilibro cumple todas las espectativas creadas. Garland, que por cierto, se presenta en el prologo como maestro de ceremonias y guia oficial, al estilo del maestro de la cripta (en realidad, como anunciador de lo que encontraremos en este espacio tenebroso) nos brinda una narración repleta de misterios, crímenes y algún toque surreal para animar el desenlace de la historia. Quienes conozcan las películas de cabecera sobre este tema (la versión de Michael Curtiz y la posterior de André de Toth), sabrán perfectamente por donde se dirigen los sumideros de esta novelita.
Ambientada en Londres, dos años después de los crimenes del destripador (no podría ser en otra época), los sucesos narrados tienen que ver con una serie de crímenes relacionados con museo de cera situado junto a Market Lane. Su dueño, un francés llamado Jean Louis Romain, poco o nada tiene que ver con el mítico Jarrod, aunque en los primeros compases del bolsilibro ejerce de sospechoso oficial: su esposa está invalida y se sospecha de sus coqueteos con las modelos que utiliza para crear las figuras para el museo. Scotland Yard investiga el caso (el inspector Rolfe) aunque de forma paralela hay un segunda investigación a cargo del periodista y novelista Mervin Lane. ¿se podrán detener los asesinatos?¿cobran vida las figuras de cera?¿que siniestro secreto se oculta detrás de la cámara de los horrores?
Víctimas femeninas en peligro, visitas al museo a medianoche, sospechosos florero, muertes no accidentales y atención especial al personaje de Abigail Hawkins y su peculiar influjo hindú. Como se puede apreciar amplias dosis pulp para un estupendo bolsilibro magnificamente ilustrado en su portada.

Selección Terror
Editorial Bruguera
Nº 20
Ilustración de cubierta: Manfredo Sommer
125 pgs

jueves, 16 de junio de 2011

MONSTRUO EN LA OPERA (1975)


Uno de los habituales homenajes que Curtis Garland dedicó a alguno de los iconos claves de la literatura de terror. En este caso, El Fantasma de la Opera de Gaston Leroux, a cuya memoria va dedicada esta obrita(como la define en el prólogo su propio autor), pero fiel a los estilemas pulp con que el escritor francés rodeó a su folletinesca criatura. Monstruo en la Opera transcurre, no podría ser de de otra forma, en el Londres victoriano, poco después de los crímenes de Whitechapel, fecha clave en muchas historias del maestro Garland. Un periodista, como improvisado detective, investiga los extraños sucesos que rodean a la Opera de Londres mientras se representa Las bodas de Figaro. Para animar la función, existe un hecho luctuoso vinculado al pasado del lugar, y un (falso) culpable que se apunta desde los comienzos de la narración.
Dividida en dos partes (Un monstruo suelto y Muerte en escena), Garland ripea el original de Leroux desde una óptica, que personalmente me recordó a los acercamientos que Dario Argento hizo sobre el mismo asunto en su versión de El Fantasma de la Opera o en su post-giallo Opera. Como comenta el propio autor prima el grand-guignol sin olvidar el mistery (marca habitual de la casa), los deslumbrantes crímenes, las persecuciones, las noches amenazantes, los laberínticos recovecos del edificio de la opera, giros argumentales al borde de lo permisible, romance, una acosada víctima femenina (aunque por motivos diferentes a los de la obra madre) y un desenlace sorpresivo y lleno de suspense.
Un estimable bolsilibro que cumple con creces su opción de vindicar al escritor homenajeado y su mundo creado.

Selección Terror
Editorial Bruguera
Nº 102
Ilustración de cubierta: Salvador Fabé
96 pgs

viernes, 10 de junio de 2011

¡ARDE, HERMOSA BRUJA! (1975)


Si es presionado adecuadamente, el Diablo se ve siempre precisado a decir la verdad y salir del cuerpo de la embrujada....


Con esta singular cita, comienza esta novelita de brujería de exótica ambientación hungara y donde el maestro Garland se luce a la hora de elegir nombres propios y ajenos. Año 1665, en el condado húngaro de Gorkoburg la ejecución pública de una presunta bruja acaba en desastre: echa una maldición a sus ejecutores y su cabeza, una vez decapitada, desaparece misteriosamente. Dos siglos después, el doctor Roger Quarry de visita por la zona llega al lugar y empezará a descubrir cosas extrañas. Primero, que tiene reserva en el mesón del pueblo y después que su llegada coincide con una serie de percances y asesinatos in crescendo.
Como es habitual en los bolsilibros de Garland se opta por el misterio antes que por el horror aunque sin obviar los indudables golpes de efecto. Quarry médico metido a detective será acompañado por una inocente fémina (de cinéfilo nombre Kristina Ulmer) que se revelará como pieza clave en el desenlace. Asesinatos, situaciones extrañas, misteriosos encierros, amplia gama de sospechosos, indudables notas de folclore, apuntes de cultura general, cementerios, ambiente funebre....
A todo esto, para ser un pueblo perdido Szoksvar cuenta con una amplia vida cultural: un ateneo que incluye biblioteca y museo de cera sobre los azares históricos de la villa. Por lo demás y resumiendo, una obra que va de más a menos, con un forzado giro final tan hilarante como disfrutable.

Selección Terror
Editorial Bruguera
Nº 108
Ilustración de cubierta: Washington Rodríguez
96 pgs

miércoles, 8 de junio de 2011

EDDIE MURPHY: GANGSTER Y VAMPIRO


Empecemos. El maestro del terror (o del suspense, según publicidad adoptada) y el maestro del humor se juntaron a mediados de los 90, para realizar Un vampiro suelto en Brooklyn (1995), intento oportunista de levantar las alicaidas trayectorias comerciales tanto de Wes Craven como del propio Eddie Murphy. El resultado es una comedia terrorífica que ni provoca risa ni da miedo, y cuyo resultado comercial fue un merecido fracaso. Hay que reconocer a ambos que tras este bache las cosas les fueron mejor: Craven encontró un filón llamado Scream y Murphy empezó a ripear el humor de Jerry Lewis lo que le llevó a ser estrella de la taquilla a nivel familiar.


Vista hoy A Vampire in Brooklyn provoca indiferencia aunque es fiel a los patrones fílmicos ofrecidos por Murphy. Por si alguien está interesado, el filme es un ripeo de Blacula, aunque el vampiro lleva melena rizada y se llama Maximiliam. Un intento de respetar las coordenadas de un género, en este caso el terror y para más datos, las películas de vampiros (cuyas señas de identidad no son adulteradas, y es lo mejor de la función) pero mezclándolas, ay, con un humor grueso, de trazo chusco, que ni divierte, ni hace gracia y es poco más que un obstáculo en el desarrollo del filme (sirva de ejemplo los avatares del siervo zombie interpretado por Kadeem Harrison).


Craven hace lo que puede (o sea, muy poco) aunque el nivel de producción de la propuesta no es escaso. Y lamentablemente, echa a perder, las siempre fascinantes posibilidades de la propuesta. Eddie Murphy se toma muy en serio su papel y abre mucho los ojos para que su caracterización tenga tal efecto. Además para que sus fans no se aburran, se desdobla en varios personajes para demostrar sus dotes transformistas. Del cómico fresco y pendenciero de sus inicios, aqui queda muy poco. Para curiosos reseñar, que el finado Lucio Fulci volvió a criticar a Wes Craven el plagio de algunas escenas de esta película (bromas con el italiano muy pocas y al Craven le tenía atravesado).


Toma Dos: A finales de los 80, y aprovechando la moda de películas de gangsters (El Padrino III, Uno de los nuestros...), Eddie Murphy decidió pasarse a la dirección con Noches de Harlem (1989), un intento de homenajear y reivindicar el papel afroamericano en tal género y de paso, reunirse delante de las camaras con su adorado Richard Pryor.


En los tumultuosos años 20, Sugar Ray es el propietario de una casa de juegos en Harlem. Con la ayuda de su hijo Quick, Sugar tratará de evitar que el gángster Bugsy Callhoune, que cuenta con la colaboración de un policía corrupto, se entrometa en sus negocios.


Una lujosa producción compensada en los apartados técnicos con profesionales de primer nivel y respaldo de Paramount Pictures. El resultado aunque lejos del desastre anteriormente citado, carece de la brillantez deseada, dada la falta de homogeneidad del resultado. Un filme criminal con algunas notas de humor, que como película de gansters sabe a poco y como comedia de aromas clásicos se queda corta. No aburre pero tampoco engancha y Murphy no volvió a reincidir en la silla de director, por algo será. Curiosamente y a pesar de los problemas que se vivieron durante su producción, Richard Benjamin obtuvo resultados superiores con un apuesta similar Ciudad muy caliente (1984), reunión de dos estrellas de la pantalla: Clint Eastwood y Burt Reynolds.