viernes, 7 de mayo de 2010

CLEOPATRA JONES (1973)


A Tamara Dobson la bastaron solo dos películas para convertirse en uno de los iconos más perdurables del cine afroamericano de los 70. Y es que Cleopatra Jones (1973), repuesta comercial en clave femenina de la Warner al John Shaft de la MGM mantiene los elementos característicos que por esos años triunfaban en las pantallas: acción, violencia, humor, artes marciales, (discreto) erotismo y vestuario abiertamente kitch. Este último aspecto se potenciaba en el caso de nuestra protagonista, una escultural agente especial que lucía sus modelos con el mismo garbo que soltaba patadas o disparaba con indudable tesón a los facinerosos de turno. Se ha hablado mucho, y no me extenderé en ello, en las evidentes conexiones de Cleopatra Jones con James Bond, muy palpables especialmente en la caracterización del personaje y en todos los aspectos del segundo filme de la abortada serie. Otro elemento relevante, es su indudable conexión con el comic, de nuevo muy evidente en la segunda parte, colorista y extravagante versión apócrifa (o quizás, no) de las aventuras de las Hijas del Dragón de la Marvel (como bien apuntaron en su momento Eduardo Cónsul y Alfonso y Miguel Romero).


En Cleopatra Jones (1973) conocemos a una agente especial que combate directamente al crimen organizado. La película se abre con la trotamundista Cleo supervisando la destrucción de unos campos de opio en Turquía provocando así la ira de Mommy, una sadica y lesbiana (una de las marcas de la serie) traficante blanca, que iniciará una venganza contra esta diosa de ébano. En su absurdo plan utiliza a polis corruptos para desprestigiar un centro de rehabilitación de jóvenes negros dirigido por el novio de Cleo (un infrautilizado Bernie Casey). Los planes no salen como estaban planteados y se inicia una guerra sin cuartel en la que participarán policías, hampones negros, los hermanos Johnson y gángsters de pacotilla.


Cleopatra Jones (1973) es una película correcta, discretamente entretenida y claramente infantil. La dirección de Jack Starrett seca y efectiva como de costumbre sigue las aventuras de esta female action hero con atonía y pocas novedades. Lo más interesante del filme es la creación de un personaje icono, que está por encima de blancos y negros, que protege a la comunidad afroamericana de los ataque externos (ya os imagináis de quien), y que tiene tanta maña en medio de los tiroteos como chuleando a los policias que investigan el caso. Cleo tiene un inesperado glamour bigger than life que la diferencia de las working girls encarnadas por Pam Grier o el héroe urbano encarnado por Shaft y cia. La Jones conduce un impresionante corvette con su nombre en la matricula, despliega un fondo de armario que provoca la envidia de alguna que otra vicepresidenta y cuenta con un arsenal privado digno de cualquier agente secreto. Su técnica marcial es algo dubitativa en este primer filme lo que no impide que la veamos como una autentica pantera negra.


Los momentos fuertes de la obra aunque aislados merecen la pena: todas y cada una de las escenas del gran Antonio Fargas, encarnando al hampón Doodlebug Simkins, cuya muerte es digna de los grandes gangsters clásicos; las contadas aunque animadas secuencias de acción resueltas con indudable sabor exploiter; el entonado sountrack de J.J. Johnson, acompañado para la ocasión con uno de los grandes hits de la época interpretado por Joe Simon; las apariciones de los hermanos Johnson, expertos en Kung Fu y chicos para todo al servicio de nuestra protagonista; la excesiva performance de Shelley Winters, en un papel deja vu interpretado con el piloto automático puesto y donde destacan sus inesperadas atenciones por sus asistentes femeninas (de todas formas muy castas, todo hay que decirlo); y algún que otro momento absurdo (la inoperancia de los matones al servicio de Mommy, la chiquillería cuidando el coche de nuestra heroína, sus habilidades moteras… ) para que no decaiga el interés de los degustadores al cine psicotrónico más recalcitrante.



Como ya hemos comentado, Cleopatra Jones (1973), al igual que Superfly o Black Belt Jones es uno de los títulos utilizados por la Warner para ganar el terreno en el mercado afroamericano copado en esa época por producciones de compañías independientes como la A.I.P o Dimension. El guión fue escrito por Max Julien, cult actor por excelencia desde su mítico The Mack (aka Goldie, el chulo), que en principio ideó el personaje para su novia de aquel entonces, la maravillosa y magnética Vonetta Mcgee. El personaje recayó finalmente en la finada Tamara Dobson, una modelo de 1,88 m., de escueta filmografía y cortas prestancias actorales, al que sin embargo el personaje de Cleo parece estar hecho a la medida. La dirección como ya hemos apuntado corrió a cargo de Jack Starret, todo un experto en cine de acción de bajo presupuesto (suya es la primera aventura de Slaughter), que consiguió poco después uno de los clasicos de la época: Carrera con el Diablo (1975), curiosa mixtura de road movie y cine satanista. Cleopatra Jones no busca ser la blaxploitation definitiva y su evidente desenfado es un dato que juega siempre a su favor.


Right On, Black Sister! Right On, Cleo!

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