miércoles, 28 de enero de 2009

FRED WILLIAMSON: EL MARTILLO NEGRO (IV)

3.-Harlem va al oeste


En los años 30, Gene Autry y Roy Rogers llenaban los cines con sus westerns musicales repletos de canciones, caballos, salones y aventuras. El cantante afroamericano de jazz Herbert Jeffries quiso emularles y convenció a algunos incautos a producir películas similares, protagonizadas por él y donde podía desplegar sus composiciones más country. Jefffries interpretó cuatro títulos a lo largo de los años 30, en los que además llegó a coescribir, montar e incluso ocuparse de la música. A finales de 1936, se estrenaba Harlem on the Prairie, que fue seguida por Two gun man from Harlem (1937), Harlem rides the range (1937), The Bronze Buckaroo (1938) y un quinto film que quedó inconcluso. Estos son los primeros ejemplos de western negro que se conservan, algunos de cuyos fragmentos fueron utilizados por Mario Van Peebles en Posse (1993).


Fred Williamson sin las pretensiones de emular a los míticos cowboys cantantes desenfundó las pistolas en seis títulos a lo largo de los 70 en los que el componente racial no quedaba reducido al mero estereotipo. Así, en su encarnación de Nigger Charley interpreta a un esclavo huído que solo busca encontrar la libertad en el viejo oeste y es acechado junto a dos amigos por una partida de pistoleros blancos que les persiguen impunemente. Eran los años del revisionismo histórico y del western denuncia y estos films son claros ejemplos de esta corriente. Dirigida por Martin Goldman, La Leyenda de Nigger Charley (1972) fue una de las películas más taquilleras de la Paramount ese año, y su éxito generó una secuela The Soul of Nigger Charley (1973). Esta última, a diferencia de la anterior que estaba ambientada en los años previos de la guerra civil, transcurría en pleno conflicto bélico donde Charley y su amigo Toby (encarnado en ambos films por D´Urville Martin) intentan liberar a un grupo de esclavos capturados por un coronel sureño. La película fue dirigida por Larry Spangler, productor de ambas películas que volvió a repetir con Williamson en un tercer western: Joshua (1976).


Jack Arnold, uno de los nombres fundamentales del cine de serie B norteamericano de los años 50, dirigió en el crepúsculo de su carrera a Fred Williamson en dos películas. Por un lado, en el policiaco Black Eye (1974), en el que el actor de color encarnaba a Stone, un detective envuelto en una oscura trama en la que no faltan las drogas, los asesinatos y el mundo del cine porno. La experiencia les gusto y repitieron en Boss Nigger (1975), un nuevo western en el que Williamson de nuevo emparejado con D´Urville Martin, encarnan a una pareja de cazarecompensas que imparten su ley en una ciudad de mayoria blanca en el lejano oeste mientras intentan atrapar a un peligroso forajido. En el reparto sobresalen los siempre torvos R.G. Armstrong y William Smith.


Finalmente, y junto al insólito western italoamericano Por la senda más dura (1975), segundo encuentro del black-pack rodado esta vez en tierras españolas, cabe mencionar Adios Amigo (1976) incursión comica en el lejano oeste escrita, producida, dirigida y protagonizada por el propio Williamson, acompañado para la ocasión por el finado Richard Pryor. La película cuenta las desventuras de una pareja de desastrados forajidos y sus intentos por dar el golpe perfecto, y supuso uno de los primeros trabajos de Po´Boy Productions compañía creada por el propio actor un año antes. La compañía también produjo el citado Joshua (1976), típica historia de venganza familiar, con reminiscencias del eurowestern, encarnada aquí por un soldado negro que a su regreso de la guerra averigua que su madre ha sido asesinada por una banda de facinerosos blancos. La película conocida también como Black Rider, contó con un guión escrito por el propio actor y en un pequeño papel nos encontramos a la actriz mexicana Isela Vega.

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